Los valores que guían mi trabajo y que inspiro a mis colegas son la comprensión, la integridad y la humildad.

Comprensión

Creo que al tratar con empresas, ya sea en términos de litigios o en la gestión diaria y la estructuración y revisión de contratos, lo más importante es comprender el sector en el que opera el cliente.

Por esta razón, cuando empiezo a cooperar con un cliente, siempre trato primero de comprender lo mejor posible los principios de su negocio. Esto me permite identificar los problemas más importantes y comunes que enfrenta una entidad y construir términos de contratos de tal manera que protejan lo mejor posible al cliente. Desde el punto de vista de la tramitación de procesos judiciales, este conocimiento también es necesario para construir una estrategia procesal de manera coherente y convincente y para presentar ante el tribunal los supuestos que debían ser implementados por disposiciones específicas contractuales.

Por otro lado, estoy convencida de que para el éxito de cualquier estrategia de proceso elegida, también es necesario que el cliente la entienda y que sea coherente con las intenciones originales del negocio. Esto tiene gran importancia en los procedimientos judiciales, cuando los representantes de las partes acuden a explicar su caso tras muchos meses de procedimientos judiciales. No solo deben comprender, sino también ser capaz de explicar la posición presentada sobre el caso ante el tribunal.

Creo en el principio de que el cliente y su abogado deben hablar con una sola voz y es el papel del abogado garantizarlo.

Integridad

Yo creo en el trabajo conceptual y estoy de opinión que el trabajo de un abogado no se limita a horas, y un problema jurídico se queda en la mente hasta que se soluciona. Por eso, a la hora de buscar soluciones, mantengo la mente abierta y reviso todos los caminos posibles, convencida de que la solución puede llegar cuando menos te lo esperas.

Humildad

Es muy tentador dormirse en los laureles con muchos años de experiencia, sintiendo que la experiencia y los conocimientos existentes son suficientes para solucionar los problemas que nos plantean los clientes. Sé que tal forma de pensar es una trampa y una manera fácil de cometer errores.

Para proporcionar un asesoramiento jurídico confiable, es esencial tener un grado de humildad que nos obliga a verificar siempre las soluciones que desarrollamos y a no permitir que prevalezca un sentido de infalibilidad.